Qué Extraños Prisioneros

• ¿Crees que hoy día salir de la caverna significa apagar el móvil? 

Es muy fácil porque el relato narra básicamente los mismos fenómenos que los que suceden actualmente. Gente que no puede parar de ver las imágenes que les son mostradas. En la alegoría son sombras en una pared y prisioneros atados, y ahora son imágenes en pequeñas pantallitas y gente no atada físicamente si no mucho peor, mentalmente. La solución no radica solo en apagar el móvil, eso sería como desencadenar a los prisioneros y darles la oportunidad de salir, pero eso no significa que vayan a hacerlo. Apagar el móvil es darle un descanso a la mente, sacarla de la influencia mediática y comercial, lo que permite a la mente pensar, lo que pasa es que pensar no es placentero, pensar es complicado y la mayoría prefieren encender el móvil de nuevo.

• ¿Puedes establecer una comparación entre la proliferación de información en Internet y la caverna de Platón?

Internet es como una biblioteca gigantesca, una biblioteca en la que hay almacenadas cosas de todo tipo y en la que escribir y guardar libros apenas cuesta nada. Eso hace que cualquier cosa pueda ser añadida a la colección, todo vale ya sea verdad o no, ya sea más o menos relevante porque no cuesta nada contribuir a la biblioteca de internet. Ahí está el principal problema, que cualquier cosa puede ser publicada y no necesariamente ha de ser verídica porque habiendo tanta información, ¿cómo sabemos cuál es verdadera? Tanta cantidad de información ha hecho que seamos aún más ignorantes porque pensamos que ya lo sabemos todo.

• ¿Encuentras algún paralelismo en, este sentido, entre Marx y Platón?

Sí, lo que hace Marx al describir ideología es describir la caverna, un lugar en el que se nos enseña lo justo y necesario, lo que necesitamos para vivir felices y tranquilos.

• Ejemplos de la sociedad contemporánea que podrían servirle a Platón para ilustrar su mito.

Los reality shows, los programas del corazón, todos estos eventos televisivos en los que se hurga en la vida de los demás y se hace al espectador sentir celos y envidia o por el contrario hacerle sentir mejor consigo mismo mostrándole lo mal que lo están pasando otras personas. Así se mantiene a mucha gente ocupada en cosas sin trasfondo o sentido ninguno más que el mero entretenimiento, un entretenimiento destructivo y que inhibe el pensamiento.